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Si nadie se baña dos veces en el mismo río, nadie se expone dos veces en el mismo espacio; pero la suma de lo efímero da forma a la memoria. Por eso, YEI.

 

YEI funciona como plataforma de una red de conexiones heterogéneas, la cual, desde una visión colectiva, busca visibilizar, potencializar y descentralizar las diferentes posturas existentes en el arte contemporáneo. Así, YEI nos demuestra que fuera de los circuitos y dinámicas establecidas se encuentran creadores, públicos y espacios alternos que refrescan el campo del arte y responden a las necesidades propias de su época, del espacio que habitan y de sus relaciones.

 

La revista es un testigo, un archivo activo de las condiciones y prácticas que suceden ahora en el arte; desde nuestras experiencias, desde nuestras posibilidades y desde nuestras percepciones. La hacemos porque –a través de nuestras distintas ocupaciones– compartimos intereses, que queremos congregar, aterrizar, darles salida, ponerlos a circular para ser leídos, completados, e incluso cuestionados. Lo importante reside en poner en marcha una vía más para colaborar y comunicar lo que la experiencia artística nos deja rondando en la cabeza.

 

"El que escribe (o dibuja) interviene un espacio, lo ocupa, lo invade". Eso es lo que me mueve para participar en YEI, que en equipo construyamos y ocupemos un espacio, una voz para experimentar y explorar.

 

¿Cómo definir lo que sucede en el presente? Parece que el pequeño mundo del arte va encontrando nuevos escenarios donde crecer y desarrollarse, con distintos objetivos, problemas, formas de trabajo, economía y resultados. Parece imposible asir toda la información que circula, todos los encuentros entre palabras, sonidos, objetos, imágenes y personas. YEI es un foro para contar microrrelatos, cuestionar, indagar y comunicar lo que sucede en torno a una generación que teje sus propias redes con distintos tipos de hilos que dibujan un paisaje colorido y complejo, en este preciso momento.

 

YEI es (será) un archivo a tres tiempos: sus textos son sobre un presente que en el futuro permitirá volver para repensar (discutir) el pasado.

 

Tamara me invitó a lanzar una moneda al aire, sí, con sus dos caras ominosas. Aún no cae, sabemos que tomará su tiempo, pero mientras vapulea esta moneda, pensamos: ¿cuánto tardará en caer?, ¿qué nos va a decir?, ¿es un volado más? Sí, lo es. Pero vale su peso, su vuelo y su suerte. YEI es el nombre de esta moneda, y queremos que, en lo que cae, rompa un poco el aire denso del ambiente artístico‐cultural que tiende a anquilosarse. Antes de que eso suceda, hemos abierto un espacio para el respiro, para contar, reflexionar, discutir y cuestionar.

 

El tono de esta carta me hace volver a una imagen en la que pienso cada tanto: la de andar en la niebla. Para verla, para advertir su espesura, hay que moverse. El intento de verla de cerca nos hace avanzar para descubrir que estábamos precisamente en su centro. Así una vez y otra vez y otra vez. La imagen me recuerda a las ganas de ver el presente. Me imagino YEI como una colección de instantáneas de quienes se mueven en todas direcciones para advertir, pensar y discutir un presente en cuya espesura se descubren de pronto.

Amplifiquemos las voces, invoquemos todos los sonidos, reunámonos sin homogeneizarnos, compartamos pasos, sumemos manos, imaginemos radicalmente, registremos pensamientos. Seamos olas que rompen con la monotonía del mar, avisemos de la fuerza del viento, salpiquemos, filtrémonos en las fisuras, tomemos otras formas... seamos compañeros del tiempo líquido.

 

 

 

Manos: Efrén Calleja, Andrea Sánchez, Pamela Ballesteros, Viviana Martínez, Andrea Cuevas, Ximena Atristain, Christian Gómez y Tamara Ibarra.

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